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Testimonios Mujeres

Búscalo! Por: Susana

QUIERO COMPARTIRLES Mi Testimonio para la Gloria y Honra de mi Señor Jesús, quien es ahora mi Señor y Salvador.

Guardo pocos recuerdos de mi niñez, tal vez porque la mayoría de ellos son tristes. Crecí en un hogar in completo (al lado de mi mamá y mi hermana) porque mi papá, aunque nos proveía "todo lo que necesitábamos", viajaba mucho y compartíamos poco tiempo juntos. Desde muy pequeña guardé profundos sentimientos de rebeldía y tristeza. Sentía que mis padres no me querían. No tuve amigos en mi infancia porque era muy conflictiva. Me sentía rechazada y sentía que nadie me quería. Nunca fui diagnosticada por un médico ni en mi in fancia ni en mi adolescencia, pero creo que gran parte de mi vida, antes de conocer a Jesús, sufrí de de presión. A mis 13 años tuve 2 intentos de suicidio y aunque gracias a Dios, nunca cumplí mi propósito, en mi corazón seguía guardando el deseo de morirme. Sentía que a nadie le importaba, que no valía para nadie, y no

A DÓNDE IR
Tenía muy mala relación con mi mamá. Me sentía desesperada por su maltrato, así que, a mis 14 años, me fui de la casa con mi primer novio. Quería huir del dolor, de la soledad, del rechazo y del desamor que vivía en mi hogar. Creí que la solución a mis prob lemas era huir de casa. Al principio me sentí feliz porque creí que por fin había encontrado alguien que me quería y me prote gía, pero pronto viví mi primera decepción amorosa. Me alejé de ese novio. Aunque no quería regresar a casa, a mis quince años, no tenía a dónde más ir, así que regresé.

PERO LAS COSAS SIGUIERON COMO SIEMPRE.
Mi relación con mi mamá se empeoraba cada vez más. Me la pasaba sola, encerrada en mi cuarto, llo rando todo el día.

A mis 18 años, conocí al papá de mis hijas. Y nueva mente repetí la historia. Me casé con él, tratando de escapar de la vida que llevaba. A los 19 años, recibí uno de los regalos más hermosos de Dios, mis gemel itas. Esa fue la primera vez que sentí que Dios se había acordado de mí. El Señor, por medio de mis princesas, le dio sentido a mi vida y una razón para vivir y esforzarme por ser lo mejor para ellas.

Comencé a estudiar en la universidad, tenía un esposo y unas hijas preciosas. Sentía que no podía ser más feliz. Hasta que la relación con el papá de las niñas se fue deteriorando porque viajaba constantemente por razones de trabajo. No sé en qué momento se volvió agresivo y mujeriego. Traté de soportar por mis hijas, pero una vez más, salí huyendo y me separé de él. Como tenía que aprender a valerme por mí misma, quise seguir estudiando. A mis 27 años terminé mi carrera. Me sentí por primera vez muy orgullosa de mí misma, pero aún me sentía incompleta. Anhelaba sentirme amada y formar un hogar bonito.

Buscando el amor y la aceptación que no recibí en mi familia, poco a poco empecé a vivir una vida inmoral. Equivocadamente daba todo de mí, creyendo que así se iban a enamorar. Relación tras relación, iban dejan do mi corazón cada vez más roto y mi autoestima cada vez más destruida. No entendía por qué razón no podía encontrar alguien que pudiera quererme.

EN MI CORAZÓN HABÍA UN PROFUNDO DOLOR.

En el 2008 conocí a mi segundo esposo. Lo conocí en una página de internet. Él vivía en Estados Unidos y yo vivía en Colombia. Duramos 2 años hablando por internet hasta finalmente que nos conocimos per sonalmente. Sentí que finalmente había encontrado el amor. Me pidió que nos casáramos y no dudé en aceptar. Soñando con una oportunidad para un amor verdadero, viajé con mis hijas a Estados Unidos. Al principio todo marchó muy bien, pero luego empeza ron los problemas porque los dos traíamos muchas heridas del pasado y nos casamos sin que nuestros corazones hubieran sanado.

Y en medio de una crisis total, en un país con un idioma diferente, donde 6 años de estudio no me sirvieron para nada, sin un peso propio en los bolsillos, con un segundo divorcio avecinándose, vino mi derrumbe.

Dios usó a muchas personas cercanas para de cirme: "En Cristo encontrarás consuelo, ¡bús calo!". Yo sentía que estaba a punto de volverme loca, así que le clamé a Dios que me ayudara. Bastaron unas pocas palabras para que Él me escuchara. No necesité recitarle mil ora ciones. Tan solo le dije con un corazón deses perado "Dios mío, ayúdame".

Dios puso en mí, un profundo deseo de leer Su Palabra, entonces busqué una Biblia azulita que mi hermana, que ya conocía al Señor, me regaló, y la empecé a leer. Dios, a través de Su Palabra me confrontó, me hizo ver la gravedad de mi pecado. Entendí que toda la depresión que sentía era una consecuencia directa de mi rebeldía, de mi orgullo, de la vida inmoral que había llevado. Entendí que mi mayor problema no era mi tristeza, ni mi depresión, ni tampoco que nadie me quisiera, sino que yo había ofen dido a un Dios muy Santo y había vivido toda mi vida lejos de Él. Entendí que yo anhelaba el amor, pero lo buscaba en el lugar equivocado. Que yo misma no sabía amar y que Dios era la única fuente de amor verdadero.

Estaba tan concentrada viendo los errores de las demás personas, que no me daba tiempo de reconocer mis propios errores. Me di cuenta. que, mis frecuentes arrebatos de ira habían. lastimado gravemente el corazón de mis hijas y no me permitía tener relaciones sanas. Entendí que mi pecado era lo que me había llevado al lugar donde me encontraba.

Arrepentida, doblé mis rodillas frente a mi Señor y busqué su perdón. Con Su gracia, tomé la decisión radical de vivir para El y esforzarme por conocerlo más y agradarlo en toda mi manera de vivir. Con hilos de amor, El me trajo de nuevo a casa. Esta vez para quedarme con su amor, con su protección, con Sus promesas de salvación y vida eterna.

AHORA ENTIENDO QUE TODO LO QUE NOS ACERQUE Y NOS HAGA NECESITAR MÁS DE DIOS ES UNA GRAN BENDICIÓN.

Ahora bendigo mi pasado. Bendigo cada triste za, cada dolor. Bendigo cada día de soledad porque sólo así pude entender que Sólo en Cristo está la vida y Él es la única fuente de amor y gozo verdadero. Solo Cristo pudo. darme la paz que tanto anhelaba. Lo busqué a Él y lo hallé, y de Él he recibido todo lo que necesito para vivir una vida plena.

Por la misericordia de Dios escuché el grupo "Celebremos la Recuperación", en la iglesia. Casa de Fe. Allí aprendí a identificar las heridas que había en mi corazón. Me enseñaron la im portancia del perdón. Me dieron compresión y mucho Me sentí escuchada, comprendida y pude hablar abiertamente de lo que sentía sin sentirme juzgada. amor.

Día a día, he visto como el Señor ha ido restau rando cada área de mi vida. Dios no desap rovechó nada de lo que viví, porque ahora usa mi testimonio para animar a otras personas y para entender su dolor y su desesperación. Si en este momento estas pasando por alguna di ficultad, te animo a que lo veas como una gran oportunidad de conocer la obra de Dios en tu vida. Él siempre ha estado ahí. El nunca abandona

SALMO 27:4-14

"Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermo sura del Señor y recrearme en Su Templo. Porque en el día de la aflicción él me res guardará en su morada; al amparo de su santu ario me protegerá y me pondrá en alto sobre una roca...y aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en Sus brazos."

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6601 Camden Ave, San Jose CA 95120

Líder del Grupo: Arturo
Para información info@recuperandome.com

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